Sentir el barro

Exactamente hoy estarías ahí. Te mirarías en silencio por un largo rato en los espejos rotos de la casa, tratando de reconstruir tu propia imagen. Saldrías a caminar y escucharías el ruido de las hojas moviéndose por el viento. Probablemente te perderías en el espesor de la noche, dejándote llevar por tu espíritu libre y aventurero y volverías al amanecer. La casa, seguramente, estaría fría pero te calentarías alrededor del fuego. Escucharías el crujido de la madera a medida que se va quemando y moverías las brazas con delicadeza y precisión. A tu lado, junto a la vieja chimenea, estaría el perro, confundiéndose con su pelaje negro entre la sombras, pero mirándote indefectiblemente con sus ojos negros en los que también se reflejaría el fuego. Te sentirías cansado pero con la suficiente energía como para cruzar la puerta y prender un cigarrillo. Mirarías el cielo como buscando alguna respuesta y volverías a trabajar en tus piezas.
Los días pasarían y vos irías moldeando la arcilla con tus manos. Serías prolijo y perfeccionista, fiel a tu cualidad de artesano. Modelarías objetos de todos los tipos y a todos, siempre, les harías alguna incisión. Delinearías las piezas puntillosamente con el pincel que vos mismo habrías creado. Le darías los últimos detalles aunque para vos, nunca estarían completamente terminadas. Te levantarías de la mesa en intervalos de una hora para salir a fumar y calmar tu ansiedad. Volverías a buscar en esa adicción alguna manera de satisfacer un deseo arrebatado de libertad, de existencia. Sabrías perfectamente que la respuesta no está ahí. Volverías a tu trabajo, a tus creaciones, a tus piezas. A donde verdaderamente tu alma sonríe. Entre el agua y el barro. Entre las formas amorfas y las formas perfectas. Ahora observarías con peculiaridad el extraño jeroglífico grabado en una de ellas. Las líneas te revelarían la figura de una mujer. Aquella de la que te has escapado.

Comentarios

  1. Me gustó mucho el cuento, es muy visual y a mi parecer transmite muy bien las sensaciones de calma propias de trabajar con arcilla. Me pareció muy interesante esa doble analogía que hiciste al final. Las formas o curvaturas de la arcilla remiten a una figura femenina y así como también la escritura jeroglífica simboliza el carácter indescifrable de esta mujer.

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