Microcuento · Variaciones

· Cuento original · "Suspiro"
Estaba seguro de lo que veía pero aún así se froto los ojos como para reconfirmarlo. Cuando los abrió y en lo que dura un suspiro, vio al monje y el libro desvanecerse.

· Policial · "El acertijo"
Las pistas no eran del todo claras. Si bien en el antiguo libro figuraban algunos indicios relacionados con los crímenes, éstos reflejaban más que nada un modus operandi. El tiempo le jugaba en contra. Debía develar cuánto antes cuál sería la próxima víctima. Estaba seguro que en aquellas estampitas que el monje iba dejando en las diferentes escenas del crimen, se encontraba la verdad. Pero esto, era un acertijo que aún no podía descifrar.

· Gauchesco · "La pelea"
Y ahí no más, cerquita del viejo arroyo amarraron los caballos y se sentaron los dos. El viejo pampa le clavó la mirada, con la piel curtida y la voz que le carraspeaba, desenvainó el cuchillo y lo retó a duelo. Y así, bajo el calor seco y abrumador del sol, se prestaron pa' la pelea. Y aunque su destreza no era digna de admiración, sabía que de esta tenía que zafar. Con el libro el había de volver.

· Fantástico · "Maleza"
Todo se oscureció y a lo lejos se oyó una voz. Desesperada, corrió por los infinitos pasillos. Nebulosos y angostos, domados ahora por el espesor de la maleza. Cuando creía llegar al final, una puerta se aparecía y cuando la cruzaba, delante de sus narices se figuraba otro infinito pasillo que conducía a otra puerta y así sucesivamente. La voz seguía llamándola pero esta vez, la escuchaba más cerca, más nítida, más clara. Por un momento creyó divisar en la lejanía la figura del viejo monje, como una suerte de epifanía, pero el mismo desapareció en cuanto trató de alcanzarlo. Con poca fe y con las piernas rasgadas por el espesor del matorral, continuó avanzando por la infinitud del laberinto. El camino se volvía mas claro y definido. Ahora podía observar con claridad la maleza y las especies que la poblaban. Pronto amanecería. De repente, algo la hizo tropezar. Trato de incorporarse nuevamente y cuando levantó la vista, de repente, entre la maleza, se le apareció el portal. Ahora sabía: con sólo abrir el libro volvería a casa.



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