Cuento

El libro de todos los libros

Su cuerpo estaba paralizado. Perturbado todavía por sus pesadillas y con las manos frías de sudor tanteó como pudo en medio de la oscuridad el interruptor del velador. La luz tenue le reveló la portada. Sus ojos no podían dar crédito de lo que veían. Tal vez era el sudor que empañaba su vista o tal vez seguía soñando. Pero no. El Libro estaba ahí. Aquel libro, tan anhelado por todos los hombres, aquel libro en el que se conjugaban todas las verdades de este y de todos los mundos. Aquel libro que contenía todos los libros. Aquel libro motivo de controversias, discusiones y traiciones. Aquel libro buscado interminable y frenéticamente por los monjes más devotos hasta los predicadores más viles. Aquel libro que había traído guerras y enfrentamientos entre las naciones, las religiones y los hermanos. Un mundo entero que desde hacía mucho tiempo andaba en busca de aquel libro que ahora, como una suerte de verdad inapelable, se encontraba frente a sus ojos. ¿Sería capaz entonces de abrirlo para confirmar si sus páginas le mostraban una verdad tan reveladora?
La duda invadía sus pensamientos, se frotó los ojos para despabilarse pero para cuando los abrió el mismo ya se había desvanecido.


Comentarios

  1. Lo que más me gustó de este cuento es que transmite muy bien ese sentimiento de aceleración y desesperación por agarrar el libro. Inevitablemente me encontré leyendo con más velocidad a medida que iba avanzando, para luego encontrarme con un final que demuestra lo efímero de las cosas. También me pareció efectivamente critico y reflexivo a pesar de la brevedad del cuento.

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