APUNTES SOBRE NO OYES LADRAR LOS PERROS · JUAN RULFO

En el cuento "No oyes ladrar los perros" de Juan Rulfo nos encontramos frente a un narrador externo o "heterodiegético", ya que no participa como un personaje dentro de la historia y nos relata los hechos desde afuera de la misma. Si bien es un narrador omnisciente que relata los hechos en tercera persona y parece tener una visión ilimitada de los mismos, por momentos su visión o perspectiva se vuelve limitada al igual que la visión del padre que, debido a que lleva a su hijo sobre los hombros, no puede oír bien y -a medida que oscurece- tampoco puede ver con claridad.

Podríamos decir entonces que perspectiva desde la cual se narran los hechos por momentos es externa, ya que percibimos los mismos desde aquello que el enunciador registra o percibe (como si fuese un testigo dentro de la escena del relato). Y, por otros momentos, el punto de vista se desplaza hacia la interioridad del personaje del padre y podemos adentrarnos en su conciencia, en lo que siente, ve y piensa:
"Aunque se le doblaban las piernas, no quería sentarse, porque después no hubiera podido levantar el cuerpo de su hijo, al que allá atrás, horas antes, le habían ayudado a echárselo a la espalda".

En cuanto a la distancia, hay dos tipos de distancias utilizadas por el escritor. Por momentos la distancia se aleja gracias al uso de la "diégesis" y se hace presente la existencia del narrador. Aquí la distancia entre historia y relato es máxima:
"Allí estaba la luna. Enfrente de ellos. Una luna grande y colorada que les llenaba de luz los ojos y que estiraba y oscurecía más su sombra sobre la tierra".
Por otros momentos asistimos a una distancia mínima de los hechos ya que el narrador recurre al dispositivo de la "mímesis" o "relato de palabras" en la que a través de la reproducción "inmediata" -o "restituida"- de los diálogos entre el padre y el hijo va sucediéndose la historia. Aquí la distancia entre la historia y el relato es mínima ya que los acontecimientos parecen mostrarse sin mediaciones, como si estuviesen sucediendo delante de nuestros ojos. Aquí el narrador simula desaparecer del relato.

Sobre la temporalidad, podríamos que decir que el tiempo de la historia se coincide con el tiempo del relato, ya que el narrador presenta los sucesos de la historia en el orden cronológico en el que suceden.

Por último, me gustaría mencionar que esta lectura me pareció impresionante. La forma en la que el autor retrata una escena tan fuerte y emocionante pero una manera de escribir tan simple me dejó impactada. En cuanto a Rulfo como narrador, me parece que tiene una capacidad increíble para tocar verdaderamente fibras de la sensibilidad, tanto por lo que escribe y las temáticas que trata, como por su manera de narrar, como si él también se emocionara cuando lee su propio cuento. Este cuento toca una temática muy fuerte y creo que hay un gran simbolismo en cuanto a la imagen del padre cargando con el peso de su propio hijo.



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