SOBRE EL ENSAYO

 El ensayo es un género de discusión, es un género argumentativo. Es, también, un género bastante "escurridizo", difícil de caracterizas ya que el abanico de sus temáticas es muy amplio. Es un género libre. No es un género muy regulado, es decir, con reglas rígidas, es más bien un género fluido. Para Jaime Rest, el ensayo es una composición expositiva en prosa, que argumenta, y que proporciona información, interpretación o explicación acerca de un tema o tópica, sin incluir procedimientos novedosos o dramáticos. Aquí, en esta primer definición, Rest define al ensay a partir de lo que no es, de aquello que excluye. 

Bense, por su parte, se concentra en la práctica ensayística, para él escribe ensayísticamente quien compone, experimentando, quién rueda en tema de un lado a otro, quién repregunta, palpa, prueba; quién atraviesa su objeto con reflexión, quién vuelve y re-vuelve, quién desde diversos lugares parte hacia él y en su atisbo intelectual, reúne lo que ve y prefabrica lo que el tema bajo la esctirua, deja ver bajo ciertas condiciones logradas. Para Bense el ensayo es una intuición, es una actitud. Una forma de canalizar inquietudes, ideas, reflexiones. Tiene que ver con la búsqueda y es una forma de conocimiento que no es formal o estructurada.

Por otro lado, Montaigne, el padre del ensayo, nos habla de la naturaleza del mismo. Para él, el ensayo es "un libro de buena fé,", no es trascendental su fin, sino privado y personal. Es una forma de mostrarse sencillo y ordinario, sin artificio, dice Montagine: "yo soy el contenido de mi libro". 

En esta línea, el ensayo no se trata de una búsqueda de la verdad absoluta, sino de "mostrar" hay algo que tiene que ver con lo íntimo, con lo personal, con la transparencia. No es literatura ornamentada, es un documento, una manera propia de ver el mundo. El ensayo tiene un tono conversacional, es un diálogo abierto y nunca cerrado. 

Para Bacón (1597), la otra línea del ensayo, "la palabra es nueva pero su contenido antiguo", son meditaciones dispersas reunidas en forma de carta. Esta síntesis termina de consolidar una de las dos versiones que van a servir para distinguir a la escritura ensayística. Hay una versión más ligada a lo personal y a la subjetividad de quién escribe y, por otro lado, una versión un poco más distanciada (pero que aún conserva cierto carácter fragmentario) que representa otra gran tradición del ensayo que es más formal y distanciada, la cual se inaugura con los "Essays" de Bacon.

Si rastreamos los antecedentes del ensayo, nos encontramos con que muchas de sus características vienen del diálogo filosófico (el preguntarse), la epístola, la glosa y la literatura confesional. Estos cuatro géneros que el ensayo toma prestados, confluyen en el mismo. 

De la filosofía, toma el tono conversacional, de la epístola la variedad temática y de la literatura la estructura argumentativa. Pero, a diferencia de la prosa controlada, la conversación en el ensayo suele derivar sin rumbo prefijado. El ensayo adopta así esta idea de vagabundeo intelectual propia de la conversación. 
En cuanto a la variedad temática, el ensayo ofrece la posibilidad de abordar distintas temáticas. Hay una falta de jerarquización de los temas, son variados y no se vinculan a un campo particular. Se salta de una cuestión a otra sin rumbo prefijado y sin jerarquía temática predeterminada. 
Sobre la estructura argumentativa, el ensayo es un género de discusión, un tipo escrito que se plantea más como una búsqueda o interrogación que como una exposición acabado sobre un tema en particular. La estructura argumentativa siempre es predominante en el ensayo. Cuando hablamos de discusión, nos referimos a qué es un género de reflexión, de meditación, sobre temas dispersos. Al plantearse como una discusión, el ensayo, problematiza a su objeto y esto determina su forma de composición argumentativa. 

También, para entender su naturaleza, es importante conocer sus condiciones de origen: surge ne un momento de crisis y de importantes transformaciones sociales, de grandes revolucones y de la entrada en la modernidad. Es por eso que, en el ensayo se suspenden las certezas, el ensayista se formula preguntas que no siempre responde, se embarca en un ejercicio de conocimiento y auto-conocimiento que no aspira a la perfección ni a la clausura de su tema. 

Adorno, por su parte, habla sobre el método del ensayista. Para Adorno el ensayo se aleja de las reglas y los protocolos rígidos de las ciencia para producir así conocimientos y buscar por otra vía la forma de acceder a los mismos. Es una vía que tiene que ver con la experiencia, la mirada subjetiva y la experiencia de las lecturas.

Montaige ya hablaba del método, para él, todos los argumentos son iguales de buenos. Es una fase sin designio, desviada, sin plan. En ensayista es como el caminante que se acerca a su objeto, lo ve sazonado de lejos. Hay una búsqueda del goce estético del trabajo con el lenguaje. No hay un orden lógico ni prefijado, hay una enrome libertad para tratar todos los temas. Puedo profundizar o rozarlo apenas. Los ensayos, son meditaciones fragmentarias, no aspiran nunca a la totalidad, a la clausura: "Desparramando aquí una frase, allá otra, como partes separadas del conjunto -fragmentado-, desviadas, sin plan, sin designio, no estoy obligado a ser perfecto ni a concentrarme en una sola materia, me entrego a la duda, a la incertidumbre y a la ignorancia".

Estas últimas tres cuestiones: la duda, la incertidumbre y la ignorancia, son fundamentalmente características del ensayo. 

Para Bajtín, el ensayo implica una actitud constante de no saber, de suspensión de las certezas, la duda es su característica principal

El ensayo, entonces, es un género que trata temas variados, sin restricciones ni jerarquías. Es la mirada del ensayista la que pone en valor un objeto y justifica su tratamiento. En cuanto al estilo, hay una presencia masiva del yo, predomina el presente del comentario, hay una fuerte modalización (una actitud inquisitiva, una suspensión de certezas y una apertura a la subjetividad), tiene un tono conversacional, hay una marcada intertextualidad y además, recurre a la función poética: hay una búsqueda de goce estético, del trabajo con el lenguaje. La figura del ensayista es omnipresente en el enunciado del ensayo, Se mueve en el terreno de la conjetura y la duda (fuerte modalización de enunciados). Su estructura es argumentativa, porque más allá de las estrategias de exposición que elija, siempre va a predominar la organización argumentativa. 




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