90 Días en la Cortina de Hierro. URSS: 22.400.000 kilómetros cuadrados sin un solo aviso de Coca-Cola · Gabriel García Márquez · Nota de Lectura

"90 Días en la Cortina de Hierro. URSS: 22.400.000 kilómetros cuadrados sin un solo aviso de Coca-Cola", se trata de una serie de crónicas escritas por Gabriel García Márquez durante su viaje por los países de Europa del Este en 1959.

En este texto, Marquez va relatando con precisión el recorrido que hace desde la Cortina de Hierro hasta llegar a Moscú, atravesando así buena parte da la Unión Soviética. Durante un lento periplo que realiza en tren a través de la vastedad y la inmensidad de este territorio, nos va adentrando en lo aparentemente desconocido.

Va describiendo cuidadosamente y con cierto humor aquello que ve. Observa desde la ventana aldeas perdidas sobre las llanuras interminables, campesinos y multitudes que lo saludan con generosidad y le hacen regalos con un exagerado y casi ridículo entusiasmo, militares que desfilan y se pasean alegremente, estatuas de Lenin y de Stalin que de descubren como una especie de decorado recién armado y mujeres trabajando a la par de los hombres. Una vez que se cruza la Cortina de Hierro, el paisaje y la realidad cambian. Este es un mundo plagado de simbolismos y contradicciones, donde las cosas que parecen demasiado nuevas o lujosas contrastan con la impresión de que todo lo otro es demasiado rudimentario a la vez.

Por momentos, es como si nos habla de un mundo que parece más una puesta en escena que la realidad misma: describe a sus habitantes excesivamente generosos y entusiastas, y "...la ropa y ese aspecto mismo de la pobreza de la gente contrastaban de una manera notable con el lujo y la escrupulosa limpieza de los vagones", la aldeas y sus plazas adornadas con flores y monumentos de concepción socialista que parecían hechos el día anterior, pijamas de una calidad superior en contraposición a las ropas viejas de los habitantes.

Hay una carga muy importante puesta en la idea de aquel que viaja para narrar, en las distancias, la lentitud y la inmensidad condensadas en el tren como vehículo que conecta y a la vez aleja dos mundos, tal vez, no tan opuestos -el mismo escritor reconoce que las aldeas rusas se parecen a las colombianas-: "Es admirable la fidelidad con que la literatura y el cine rusos han recreado esa visión fugaz de la vida que pasa por la ventanilla de un tren". 

 Márquez es un observador que construye una mirada particular de lo que fue la Unión Soviética, alejada de las generalidades y los lugares comunes. El viaje en tren y las largas distancias son elementos que nos permiten adentrarnos en este mundo. Hay una intensión de transmitirnos lo que se siente estar allí: "uno tiene la sensación de estar viajando hacia un horizonte inalcanzable" y, a su vez, de graficar lo inabarcable y contrastante de este enorme colosal acostado "cuya superficie -tres veces los Estados Unidos- ocupa la mitad de Europa, una tercera parte de Asia y constituye en síntesis la sexta parte del mundo, 22.400.000 kilómetros cuadrados sin un solo aviso de Coca-Cola".

-

Comentarios

Entradas populares