TARANTINO · PULP FICTION

Lo curioso de Pulp Fiction, en mi opinión, no es tanto la historia -o las historias, mejor dicho- en sí, sino la temporalidad en la que están contadas. Esta película está narrada en un orden no lineal o no cronológico.
Está divida en varios capítulos que tienen su propio principio y su propio fin y que, a su vez, son parte de una trama más amplia. Estas historias están inter-conectadas y es este juego de historias que se entre cruzan lo que vuelve dinámica y fascinante a esta película.
 Los capítulos están centrados en las historias de Jules Winnfield, Vincent Vega, Mia Wallace, Butch Coolidge y Marsellus Wallace. Y, es en el epílogo donde todas las historias terminan de encajar y comprendemos cómo sucedieron realmente los acontecimientos.
Si la película estuviese filmada en orden cronológico, lo primero que veríamos sería la escena de Vincent y Jules yendo a buscar el maletín a la casa de los cuatro adolescentes. Luego veríamos la escena en la que ambos están desayunando hasta que son asaltados por los dos personajes que aparecen al principio de la película. Después, veríamos el la desafortunada aventura entre Mia Wallace y Marsellus y, finalmente, la memorable escena en la que Butch rescata a Marsellus.
Si la película no estuviese narrada en este orden particular, creo que no sería más que una serie de historias o "relatos populares" de estos personajes bastante bizarros, asociados al mundo de los delitos y las ilegalidades. El hecho de que esté narrada de esta manera nos permite prestarle particular atención a los vínculos entre los distintos personajes ya que es través de ellos que podemos comprender la trama completa. Además, este juego temporal, le otorga el ritmo y el dinamismo característico de las películas de Tarantino.
A lo largo de la película vemos también una transformación de estos personajes donde todos, de alguna manera, concluyen alejándose de los malos hábitos y se redimen a través de diferentes actos finales.
El ejemplo más claro de esto es el momento en el que Butch, pudiendo escapar, decide volver y salvar a Marsellus para, de alguna manera, liberarse de los actos que cometió en el pasado y poder emprender una nueva vida. Por su parte, Mia y Vincent, tras el incidente que casi lleva a Mia a la muerte, acuerdan no hablar nunca de ello y considerarlo como un hecho aislado. Finalmente, en la última escena -donde volvemos al comienzo de la película- Jules decide alejarse de la vida criminal y es a través del pasaje Ezequiel 25:17 quien termina de darle a la película ese tinte medio místico y reflexivo y, con ello, su eficaz sentido de clausura.



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